viernes, 13 de junio de 2008

LOS LADRONES Y SUS DEFENSORES










Extraido de http://expedienteoculto.blogspot.com/

¿QUIÉN “DESCUBRIÓ” MACHU PICCHU?
Entre los saqueos de Augusto Berns y Hiram Bingham



Esta es una historia que al parecer corre el riesgo de perderse en la bruma de la informalidad, la corrupción y la mentira। Si bien los libros de textos nos dicen que el primer descubridor de la afamada ciudadela de Machu Picchu fue el explorador estadounidense, Hiram Bingham, las recientes indagaciones del también norteamericano, Paolo Greer, revelarían que tal acto habría sido realizado por primera vez hacía 44 años antes, cuando un empresario alemán de nombre Augusto Berns, llegó al Cusco en 1867 para realizar diversos trabajos de excavación para un nuevo proyecto ferroviario en el país, y se encontró con lo que luego serían los restos arqueológicos de esta ciudadela Inca.La investigación, a la que también participó el historiador peruano, Carlos Carcelén, el arqueólogo francés, Alain Gioda, y el historiador británico Alex Chepstow-Lusty, comenzó con el hallazgo de un mapa alemán del siglo XIX en los archivos de la Biblioteca Nacional de Lima y que ya incluía entre sus descripciones la ubicación exacta del referido santuario. Asimismo el equipo logró encontrar diversas pruebas entre ellas documentos y testimonios históricos que reflejarían los oscuros tratos que existieron detrás de este hallazgo teniendo como único fin, el enriquecimiento personal de los implicados, incluidos entre ellos, altos miembros del gobierno del Perú.El saqueo de BernsSegún los registro de la época, en 1867 el empresario alemán, Augusto Berns, llegó al país para realizar diversos trabajos vinculados con la construcción de una vía ferroviaria en el Cusco. El investigador Paolo Greer, cuenta que en esa época el comerciante compró cerca de 45 kilómetros de tierra frente a Machu Picchu con el fin de vender durmientes, que son maderos usados entonces para unir los rieles de las vías del tren. Fue en esta deforestación que pudo hallar la ciudadela de Machu Picchu quedándose a explorarla durante tres años. Luego de este tiempo logró crear una minera llamada, Compañía Minera de Minas Incas de Oro y Plata, la misma que si bien era peruana, fue registrada en los Estados Unidos. En ambos proyectos, tanto el ferroviario como en la minera, fracasó.Pero su mala suerte no duró mucho tiempo. Luego de dejar el Perú en 1870 debido a la proximidad de la denominada Guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Chile (1879-1883), regresó en 1880 con un plan destinado a aprovechar lo más que pudo del oro y las ingentes cantidades arqueológicas que había hallado tiempo atrás en el Cusco, aquel tesoro Inca del que sólo él conocía su paradero.Fue entonces cuando fundó la Compañía Anónima Explotadora de las Huacas del Inca, una empresa que tuvo el único fin extraer los recursos arqueológicos de Machu Picchu para luego venderlos a precio de reliquia al extranjero.El pacto vergonzoso con el gobiernoEs en este punto cuando se revelan los hechos indignantes, Greer revela en su estudio que el gobierno peruano apoyó de manera desmedida el proyecto (o negocio) de Berns beneficiando incluso econonómicamente a muchos de sus más importantes miembros incluyendo a un ex presidente de la República. En un convenio, que hoy resulta vergonzoso, el Estado se comprometió a permitirle al comerciantes alemán extraer, sustraer o exportar, todo el material arqueológico que llegara a encontrar durante sus excavaciones, en tanto que Berns, se comprometía a entregarle al gobierno, el 10% de las ventas que podría obtener con las ventas de las reliquias.El socio Ricardo PalmaSin embargo, por si esto no fuera poco, las indagaciones de este equipo llegó a más, y logró determinar que lejos del gobierno hubo alrededor de este hecho reconocidas y destacadas figuras de la intelectualidad limeña y cusqueña de la época involucradas. Uno de estos personajes es el llamado tradicionalista Don Ricardo Palma, considerado como un héroe de la cultura local por haber recuperado y acaso mendigado, en el cargo de director de la Biblioteca Nacional, diversas obras debido al indiscriminado saqueo que realizaron las tropas chilenas durante la ocupación.Al respecto nos dice Greer: “Hay muchos datos de la compañía con muchos socios limeños, cusqueños y también unos extranjeros que ya estaban aquí. Uno de ellos es Ricardo Palma, esto está casi confirmado, si bien Ricardo Palma nunca fue a Machu Picchu, él era el director de la Biblioteca Nacional y lo hizo ayudando al presidente del Perú sobre temas de historia por eso fue considerado como un socio”.Así también colaboraron con la empresa diversos intelectuales incluidos un reconocido profesor de patología de una universidad limeña que incluso llego a ser el vicepresidente de la misma.Las huellas pérdidas del saqueoSi bien es cierto, hasta el momento se ha encontrado una lista de 57 nombres de diversas nacionalidades y que probablemente habrían sido clientes de Berns, las investigaciones no han podido determinar la cantidad o tipo de objetos que fueron extraídas de Machu Picchu debido a que el Perú nunca le pidió al alemán realizar si quiera una lista oficial de los objetos que sustraía de sus excavaciones. Asimismo se desconoce el monto económico final que logró el comerciante alemán a través de los años.Hiram Bingham: El Indiana Jones de YaleOtro personaje que hoy resulta poco respetable para los historiadores peruanos, es el explorador, Hiram Bingham, quien en 1911 “descubrió” de manera oficial la ciudadela de Machu Picchu. Bingham realizó este trabajo gracias al apoyo de la National Geographic y la Universidad de Yale de los Estados Unidos.El caso de este explorador estadounidense fue muy distinto al caso de Berns, debido principalmente a que las extracciones no ocurrieron con fines mercantiles sino científicos, sin embargo, existen puntos y acuerdos violados que hasta la fecha, a casi cien años de ocurrido el hecho aún no pueden ser resueltos por las partes involucradas, tanto por el parte peruano como el de la Universidad de Yale.El inicio del conflictoEl problema se inició el 31 de octubre de 1912, cuando el gobierno del entonces presidente Guillermo Billinghurst, decidió a través de la Resolución Nº 1529, permitir al explorador Hiram Bingham, practicar diversas excavaciones y exploraciones en Machu Picchu. Gracias a esto, el equipo de arqueólogos logró extraer entre 1912 y 1915 diversas piezas de oro y plata, ceramios, jarrones e incluso restos humanos, los mismos que en 1916, fueron enviados a la Universidad de Yale, para que pudieran ser estudiados.Aquí comenzó el problema pues si bien, el envío se hizo de manera legal, es decir, a través de una Resolución (la número 31, fechada el 27 de enero de 1916), esta no se ha cumplido hasta la fecha, 92 años después. Y es que la citada norma estableció, entre otras cosas, que las cerca de 74 cajones con contenido arqueológico, podrían salir del Callao, en tanto que el gobierno peruano advertía que esta salida sólo tendría una duración de 18 meses (año y medio), una vez concluido el plazo, la Universidad de Yale estaba en obligación de devolverle al Perú todas las piezas expatriadas además de los resultados de los estudios hechos a los mismo. Hasta la fecha, Yale se niega a devolver las más de 40 mil piezas que extrajo del Cusco aduciendo que éstas por su valor histórico no pertenecen al Perú sino a la Humanidad.
Comentario del articulo :
Que derecho tiene esta Universidad a opinar sobre algo que se apodera ilegalmente y sobre todo hablar en nombre de la HUMANIDAD.

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