viernes, 7 de octubre de 2011

INCLUSIÓN SOCIAL


INCLUSIÓN SOCIAL
No hay mucho que expresar sobre este término que se explica por sí solo y advierte un concepto claro y puntual: Inclusión, según el Diccionario de la Lengua Castellana, es definida como: “Acción y efecto de incluir” y la palabra Social según el mismo diccionario, precisa: “Perteneciente o relativo a la sociedad o a las contiendas entre unas y otras clases”.

Uniendo ambos razonamientos podemos concluir que la sociedad debe comprender, dentro de sí, a todas las comunidades por igual, para hacer de esta una relación útil y duradera.

Sin embargo, ¿esta premisa es aplicada en nuestra vida política y social?, ahora que estamos ya a puertas de instaurar el Ministerio de Inclusión Social.

Si revisamos las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se puede perfectamente  comprobar lo siguiente: la pobreza en el Perú se ha extendido en las siguientes Regiones: Ayacucho, Huancavelica,  Apurímac y así podríamos seguir citando otros casos en los cuales la pobreza se ha ampliado, tales como Puno y Pasco, entre otros.



Donde sí el Estado ha logrado con todo éxito reducir la pobreza, es en las Regiones con mayor accesibilidad y fácil logística para llevar a cabo sus políticas sociales, para ejemplo citamos a las siguientes Regiones: Lima, Ica, Arequipa e igualmente en esta misma línea se ubican Tacna, Moquegua, Tumbes, Piura, Cajamarca, Ancash, entre otras Regiones.

Esto nos revela que la pobreza no se ha reducido en las Regiones históricamente relegadas y atrasadas gobierno tras gobierno, que se ubican al interior del país y el Estado no tiene la visión necesaria para favorecer su desarrollo ya que crecimiento no es lo mismo que desarrollo.

En consecuencia y lógica inmediata, la premisa de “inclusión social” que con tanta soltura y ligereza se habla a diario en diferentes corrillos y medios no es tal. Para hacer realidad esta proposición, debe primar el principio de la primacía de la realidad, para saber lo que realmente viene sucediendo en cada Región de nuestra patria.

La armonía, el bienestar y la realización son posibles cuando la consciencia es universal e inclusiva, cuando reconocemos las necesidades de todas las cosas en la vida y les damos a ellas espacio para expresar su derecho básico de ser.

La situación de pobreza nacional demanda vigorosas políticas de Estado, el gobierno debe andar con extremo cuidado y tener muy presente que “Inclusión Social” no es y menos se debe confundir con el “Asistencialismo”, son dos conceptos absolutamente disímiles y contrapuestos.

El “Asistencialismo” no trae progreso, no encierra en sí bienestar y sobre todo no genera desarrollo sostenido y sustentable que es pilar fundamental y núcleo básico de la “inclusión Social”.

Lo único que genera el “Asistencialismo” es una burbuja en la cual se encierran aspiraciones y promesas momentáneas de mejora hechas por el Estado, que al ser levantado el programa social que le dio nacimiento, la población favorecida  queda nuevamente en la más absoluta orfandad y esa “mejora” momentánea y pasajera”, termina siendo peor y muy perjudicial para la población que fue objetivo de esa campaña de “Asistencialismo”.

En otras palabras, debemos aprender y tener mucho cuidado de esbozar muy bien los programas que se implementarán y darán cabida a la “Inclusión Social”, que sean programas y actividades generadoras de desarrollo y progreso sustentable  que le permitan a la población crecer y que ese desarrollo inicial sea sostenido y sostenible, pues de otro modo, se habrá fracasado en el intento y se generará, con todo seguridad, nuevos focos de descontento social y muy posible se dará nacimiento a nuevos conflictos sociales, que nadie desea. 

No discuto ni pongo en tela de juicio los esfuerzos que viene llevando a cabo el gobierno para tratar de reducir la pobreza en el Perú, y lograr una real “Inclusión Social” de todos los sectores de nuestro querido Perú, pero lo que sí observo es que, hasta el momento, no hay una política clara y definida al respecto y sobre todo se continúa con la duplicidad de un lado y la ambigüedad de otro, en cuanto a las estrategias de estado y entidades responsables de la pertinencia, problemática y dinámica para planificar y ejecutar con responsabilidad los programas de “Inclusión Social” hacia el interior del país, que más que ayuda, se estorban unos a otros y compiten entre sí, sin medir las consecuencias sociales que ellos necesariamente viene ocasionando.

Por ello, imagino que el gobierno ha dispuesto la creación del Ministerio de Inclusión Social, pero igualmente considero que deberá procurar que todos los participantes de dicho Ministerio tengan y vivan el mismo concepto de lo que significa la “inclusión Social” y no la confundan con el “Asistencialismo”, generando más caos y desorden social.

Se debe procurar llegar a la población más necesitada y atrasada, la que se encuentra, hasta la fecha, “excluida socialmente” y consecuentemente generar inteligentes e innovadores espacios generadores de desarrollo sostenido y sustentable para que así realmente se cumpla con la tan mentada y comentada “Inclusión Social”, y no termine siendo un simple programa de “Asistencialismo”.

Hay que procurar a toda costa que no se fomenten más odios y revueltas sociales al interior del País por la imprudencia de funcionarios/burócratas al ofrecer  desarrollo a las Regiones, que si bien es cierto, los obtiene en las Regiones costeras, principalmente, no puede decirse lo mismo de comunidades / caseríos / Regiones de nuestra sierra central y sur, en donde el abandono aún es sostenido y continuado.

Y casualmente, este sostenido abandono de dichos contextos, ante las campañas publicitarias del Gobierno, en ufanarse que viene derrotando la pobreza, no vaya a ser un “bumerang” para el propio Estado y termine por gestar nuevos y mayores conflictos sociales en el interior del País, promovidos por seudos caudillos locales y “luchadores sociales” que podrían terminar por convertirse en figuras poderosas e inmanejables, que aprovechando las campañas de difusión y éxitos triunfalistas del Gobierno, les resulte plataforma ideal para hacer ver que tal realidad no es cierta, pues sus poblaciones continúan siendo relegadas y a ellas no les alcanza el bienestar que el propio Gobierno anuncia con éxito.

En consecuencia, la jefatura del Gobierno previamente, debe analizar con sumo cuidado las políticas públicas para el desarrollo con Equidad y Justicia Social en el Ministerio de Inclusión Social, y la manera en que estas serán monitoreadas para establecer su verdadero alcance y logros, así como el cumplimiento de metas, y así mismo, priorizar y tratar de resolver los problemas sociales de aquellas Regiones que históricamente se encuentran relegadas y es donde con mayor facilidad se gestan los problemas sociales que hoy aquejan al colectivo nacional.


Jorge Adrianzén Prato
          Consultor

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